Los azúcares son sustancias que dan el sabor dulce a los alimentos. Existen 2 tipos, los calóricos y los no calóricos y son muchos nombres con los que puedes los encontrar, por decirte algunos ejemplos, azúcar de caña, azúcar de coco, miel de abeja, miel de agave, azúcar mascabado, jarabe de maíz de alta fructosa, azúcar de dátil, fructosa, lúcuma, monk fruit, etc…Todos éstos con calorías; unas con más y otras con menos. Y los no calóricos que los más comunes son sacarina, sucralosa, acesulfame k, aspartame y stevia. ¿Cuál es la diferencia entre ellos? La calidad, si son naturales o industrializados y la cantidad de energía que contienen. Ahora ¿Por qué si existen tantos alimentos light, sugar free, seguimos teniendo problemas con el sobrepeso y la diabetes es una enfermedad que está en crecimiento exponencial?
Yo encuentro 4 razones:
1.-La relación emocional que tenemos con éste tipo de alimentos.
Esta relación existe desde la primera infancia cuando nos premian con dulces por haber comido bien, por haber hecho la tarea o por haberte portado bien en casa de tus abuelos y ¿Qué sucede cuando de adultos necesitamos un premio por tener un mal día? ¡Un chocolate! Por decirte un ejemplo.
2.-Que ignoramos que algunos azúcares que nos recomiendan como saludables son calóricos y los usamos sin medida.
Hoy en día tenemos acceso a un sin número de recomendaciones de lo que es bueno y no. Sin embargo, no siempre se da la información completa, por ejemplo; llegan a la consulta muchas personas que endulzan su café, te, cereal, agua de tiempo, fruta, pasteles y galletas, etc etc con azúcar mascabado, miel de agave o azúcar de coco. Y es una realidad que si buscamos un alimento mucho menos procesado, de mejor calidad y con más nutrimentos, estas son unas excelentes opciones, pero si tienen calorías y no son de consumo libre. Por lo que no sirve de mucho que le pongas 2 cucharadas de azúcar de coco a los 3 cafés que te tomas en el día, a tu agua de tiempo y a tu plato de cereal. Seguro te estás pasando del consumo diario recomendado. La Organización Mundial de la Salud, recomienda que el consumo de azúcar no sea mayor al 10% de tus calorías totales. Es decir si tu requerimiento diario son 1500 kcal, sólo 150 kcal deben ser de azúcar. Si cada gramo de azúcar nos da 4 kcal en promedio, sólo puedes consumir 37.5 gr de azúcar al día. (3 cucharadas y media mas o menos) y estos gramos también aplican a los alimentos procesados que contienen azúcar como un yogurt, gelatina, cereal de caja, galletas, hasta barritas energéticas, etc.
3.- Entre más azúcares comamos (calóricos o no calóricos) más antojos nos dará por azúcares. Hay mucha controversia respecto a éste tema. Algunos especialistas, apuntan a que los azúcares no calóricos como el stevia, splenda, nutrasweet, etc no hacen gran cambio en nuestra salud ya que existe un efecto compensatorio, es decir, lo que nos ahorramos en calorías de azúcar, nos lo comemos en otras cosas. Tenia una paciente que se comía un paquete de galletas entero, porque era “sugar free” y en este caso, la grasa, los carbohidratos y la cantidad de calorías adicionales eran obviamente lo que le afectaba al momento de querer perder peso.
Es una realidad que nuestro paladar esta muy acostumbrado a las cosas dulces y que la mejor manera de desintoxicar al cuerpo de esta “droga blanca” es consumiendo menos, incluso menos edulcorantes o azúcares no calóricos y te lo voy a poner un ejemplo. Si quieres dejar de fumar los 20 cigarros diarios (y quien ha pasado por este proceso me entenderá), fumarte el equivalente a 20 cigarros electrónicos lo único que te va a ocasionar es más ansiedad. Lo mismo pasa con el azúcar, lo ideal es disminuir poco a poco hasta que tu paladar se acostumbre a no comer alimentos tan dulces.
4.- Nuestro cerebro pide azúcar. Las personas expuestas a constante estrés, ya sea por eventos traumáticos, un duelo, un divorcio o porque laboralmente se encuentran mucho tiempo sometidas a presión se encuentran mas expuestas. Hoy día llevamos un ritmo de vida que favorece el desequilibrio bioquímico del cerebro y la carencia de neurotransmisores como la serotonina. Lo anterior sumado a una vida sedentaria y la disponibilidad de comidas poco saludables, hace que muchas personas desarrollen esta conducta. La alimentación puede influir en la personalidad, dado que la neuroquímica se modifica mucho según lo que comemos.